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Brasileño, pernambucano de Afogados de la Ingazeira, 56 años (viudo hay 11), 3 hijas, 4 nietas y un nieto, solitario, espiritualista

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sexta-feira, 30 de outubro de 2009

UNA LEYENDA DEL RÍO CARINHANHA

UNA LEYENDA DEL RÍO CARINHANHA (*)

En 1712 el aventurero Manuel Nunes Viana, al frente de uno grupo fuertemente armado, atacó una aldea de indios caiapós en el margen izquierdo del Río São Francisco, en el local donde actualmente se sitúa la ciudad de Carinhanha.
Lo afluente del “Viejo Chico” que en aquel local completa su curso de 450 km y, más tarde, pasó a ser divisa natural entre los estados de la Bahía y Minas Gerais, recibió el nombre de Carinhanha, en función de una ave que existía a los bandos en la región y que los indios llamaban de “Carunhenha”.
Después del ataque, un pequeño grupo de jóvenes indias cruzó a nado el río Carinhanha, buscando huir a sus perseguidores; y, para mayor seguridad, se escondieron en varios puntos al largo del margen derecha, pasando a vivir separadas unas de las otras, pero, sabiéndose seguras y tranquilas. Como que previamente combinado, iban todas al río por la mañana, al rayar del día, y a finales de la tarde, para se bañar.
El margen derecha del Carinhanha, en el local donde hoy se sitúa la pequeña ciudad de Juvenília se llenaba del más vivo entusiasmo cuando la atmósfera reinante se hacía vibrar por las caricias sonoras irradiadas pelas melodías caiapós entonadas en cantar unísono por las bellas muchachas. Con cantigas improvisadas, emerjas del fondo de sus sufridos corazones, las indias relataban, unas a las otras, sus dolores, sus sueños y las alegrías simples con que intentaban amenizar la nostalgia de las florestas donde campeara lo guerrero pueblo caiapó, ahora sólo un recuerdo melancólico la inmiscuirse por entre las nostalgias del alma en su simplicidad pura e inocente.
A cada cantiga concluida, otra compañera asumía el espectáculo, buscando en la misma fuente íntima, inspiración y fuerza para elevar al espacio toda la augusta expresividad de su cantar reprimido.
Un día, un joven guerrero caiapó y su bella esposa se aproximan del margen del río, acompañados por un grupo de hombres blancos que erraban por aquellas parajes en búsqueda, tal vez, de aventuras o de la realización de sueños íntimamente embalados.
Exhaustos de la jornada, ellos deciden acampar y dormir allí mismo, prójimo al margen, atraídos por la exuberancia de aquellas aguas cálidas y cristalinas, agradables al cuerpo y el alma. Y, al rayar del día, uno de ellos despierta, sobresaltado, al oír un cantar extremadamente bello que, del margen opuesto, se elevaba a los cielos como se intentara perennizar la energía sublime de aquel momento de encantamiento y profunda contemplación. Animado de la expectativa de localizar a fuente propagadora de tan dulce y afable melodía él se lanza a la aguas y, al alcanzar el margen opuesta, encuentra una joven india que, sin demostrar sorpresa o aversión, lo acoge en un abrazo suave y envolvente, de absoluta ternura.
Nacía así un gran amor, en la pureza de una voz femenina a embalar almas solitarias, tiernamente enlazadas por el transcurrir elegante de las aguas del Carinhanha.
Todos los aventureros se enamoraron por el río y, allí, en la magia de aquel pouso espontáneo, encontraron los verdaderos amores de sus vidas. Y así la leyenda se creó y permanece inalterada hasta los días actuales:

Quién, al margen del Carinhanha, oír el tierno cantar de una voz femenina se enamorará por el río y de él no más se apartará. Si, al oír el cantar, bucear en las aguas y se bañar, realizará el sueño de amor de su vida”.


João Cândido da Silva Neto

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